martes, 10 de julio de 2012

De vuelta

No pensaba yo que había de transcurrir tanto tiempo desde el último desparrame neuronal en esta oscura esquina del espacio virtual. O dicho para que todos nos entendamos, sin tanta retórica: "¡¡Coooño!! ¡¡Si yo tenía un blog!!"

Pues sí. Aquí estoy de nuevo. Si dijese que he estado cultivando el intelecto, mentiría como un capullo. Más bien he dedicado todas mis energías al más noble de los esfuerzos: FOLLAR.
¿Primario? Claro. Para tres días que estamos en este mundo, no me voy a pasar uno entero buscando fórmulas poéticas con las que adornar un blog de internet. Que soy ingeniero, no poeta.

¿Y qué es lo que me ha empujado a volver, para desgracia de algunos? El culpable ha sido Juan Carlos Navarro y su "colaboración" con H&S. Sí, H&S, el champú anticaspa más inflacionista que he conocido. Su precio sube más que la prima de riesgo de los bonos de España, la de la Eurocopa.

Esta es la imagen en cuestión:


¡¡¡Ay, Juan Carlos, pillín!!!


Ese bote de champú que parece pegado con photoshop cutre, ¿qué está escondiendo? ¿Por qué sonríe de esa manera en la ducha? ¿A qué hora se tomó esta instantánea y bajo qué circunstancias? ¿Por qué Rajoy nos habla como si fuéramos gilipollas o niños de dos años? ¿Cuánta gente de la que ha empezado a leer la entrada del blog, ha desistido antes de llegar a este punto?

Son múltiples preguntas las que se agitan en mi mente al ver esta imagen. Y que nadie tome lo de "agitar" como una indirecta sobre lo que pueda estar pasando en esa escena. De todas formas, no creo que nadie de los que estáis leyendo esto, no os hayáis hecho nunca una paja en la ducha. Con lo limpio que es eso.

En fin, creo que para ir terminando, mejor pongo la solución al enigma:


¿¿Qué esperábais??

domingo, 8 de enero de 2012

Nochevieja, chicoviejo.

El paso del tiempo. Ese cabrón en el que nos cagamos inexorablemente cada vez que llega un cumpleaños por encima de la treintena. Hace dos días estabas jugando a canicas o a la goma en le patio del colegio, y hoy en día  compras entradas para los musicales de Fama, sabiendo que Leroy Johnson hace tiempo que cría malvas gracias a una sobredosis.

No sé si será porque estoy escuchando "The final Countdown" de Europe de fondo (qué pelo gastaban los cabrones, envidia cochina), o el hecho de saber que ya no tengo que esperar dos horas para meterme en el agua en la playa después de comer, pero hay una cosa que me llama la atención. Lo único que no ha cambiado en todo este tiempo, es la clasificación de prioridades según edad en el único cumpleaños que todos celebramos.

Me explico, porque no hay dios que entienda la frase anterior. En función de la edad del individuo, es directamente proporcional su interés por la noche que marca el paso entre dos vueltas terrestres al sol según un origen prefijado arbitrariamente hace siglos (que se note que me he tenido que leer interminables e ininteligibles libros ingenieriles).

Vamos, que se puede medir el entusiasmo por la Nochevieja en función de la edad de una misma. Sí, es una clasificación típica y tópica. Pero esto no es un libro de "Elige tu propia aventura", así que la opción es seguir adelante o echar la siesta. Tú verás, que ya eres mayorcita.

Volviendo al encasillamiento nocheviejeril, más o menos se podría establecer el siguiente patrón:

  • De los 15 a los 25 años: Quedarse en casa en Nochevieja es "pecao", a no ser que te hayan arrastrado fuera de tu lugar habitual de residencia o seas rara avis pubertoso-hormonante. Si no pillas cacho, se le puede llamar fracaso.
  • De los 25 a los 35 años: Nochevieja no es más que un sábado más en el que se sale más tarde de lo habitual, por lo que hay que recuperar el tiempo perdido ingiriendo mayor cantidad alcohólica en menor tiempo. Si no pillas cacho, no te preocupes, mejor no tener de qué arrepentirse.
  • De los 35 a los 45 años: Sí, también tenéis derecho a salir, emborracharos o no, dejar los retoños con sus abuelos y hacer locuras por una vez al año, que no duele. Si pilláis cacho, y no es vuestra pareja, en el 95% de los casos tenéis un problema gordo.
  • De los 45 en adelante: No existen datos, ya que o bien se esconden, o se refugian en recintos cerrados, a los que sólo se puede entrar pagando y utilizando un nombre en clave "Cotillón". Si dicen que han pillado, y no es una mujer quien lo afirma, es mentira.
De todo esto la conclusión es clara, el entusiasmo por la juerga nocheviejera va disminuyendo con la edad, como pasa con la cantidad de pelo en el cuero cabelludo. Ley de vida.



sábado, 17 de diciembre de 2011

Melonazos. La oportunidad

Oportunidades. Atrapa el momento, no lo dejes escapar. El tiempo no es oro, es aire. No lo ves, pero está ahí. Si se te agota el tiempo, te pasa lo mismo que si se te agota el aire.

No pierdas el tiempo, no pierdas el aire. Respira y sé feliz.

domingo, 30 de octubre de 2011

Melonazos. El pincho de tortilla.

El pincho de tortilla. Una porción de patatas, huevo, puede que cebolla, aceite y sal. Un mata-hambres sencillo y efectivo. No sólo la mata, sino que nos deleitamos con su textura y sabor.

No conozco a nadie que no le guste la tortilla de patatas. A algunos más cuajada o jugosa, gruesa, fina, patata grande, pequeña, en láminas o tacos, etc, etc. Tantas variantes y apreciaciones como personas que la consumen. Así somos, todos diferentes, y en la variedad está el gusto. Pero los ingredientes que nos constituyen son los mismos.

La mano del cocinero es la que decide cómo queda la tortilla, pero el paladar de cada uno es el que dictamina si es de nuestro gusto o no.

La tortilla que tengo el privilegio de saborear cada día que entro en su cocina, es la mejor que he probado nunca. No podría ser vegetariano.

sábado, 29 de octubre de 2011

Melonazos. La crisis.

Cómo no. La crisis. La excusa perfecta para que personas válidas y competentes acaben en la rue, a bajo precio. "Flexibilidad del mercado laboral" tienen el valor de llamarlo.

Hoy en día la idea de conseguir estabilidad laboral y querer trabajar 30 años en un mismo sitio parece que está más pasado que los pantalones de pana. Pero si volvieron los pitillos, acabará volviendo el sentido común y veremos que puede que esa aspiración, no sólo no sea equivocada, sino que identificaremos la fuente del bulo.

Porque, ¿a que nadie le dice a Botin o Francisco Gonzalez que ya llevan demasiado tiempo en la misma empresa?

viernes, 28 de octubre de 2011

¿Repetimos?

Desde mediados de los 90, deportistas famosos anunciaron las Natillas Danone, hoy en día conocidas con el ridículo nombre de Danet. Ridículo para los nacidos antes de 1982, coetáneos de Naranjito.

Los deportistas que aparecían en los anuncios, desde Caminero a Ronaldinho, pasando por Figo o Casillas, parecían verse afectados por una maldición que provocaba que su carrera deportiva entrase en declive. Caminero salió del Atlético, Ronaldinho cambió el Sol por las estrellas nocturnas, Figo tuvo que exiliarse en Italia y a Casillas los Reyes Magos le trajeron Carbonero.




Pero las "malditas" natillas son el mejor ejemplo posible para sacar a la luz una discriminación largamente silenciada, y que hemos sufrido en carne propia los llamados "Hermanos Medianos". Que viene a ser el hermano que, ni es el primogénito, ni es el benjamín de la triada.


En adelante me referiré a los "Hermanos Medianos" como H&M, para abreviar. Me suena a algo, pero a estas horas de la noche no consigo recordar a qué.
No lo confundáis con H&S (Hijo Segundón), porque esa sí que me la sé. H&S es una marca de Lacasitos de colores. Además, bastante tenemos con la discriminación que sufrimos, como para encima cargar con ese acrónimo.

Pues bien. Esta discriminación que no habéis sufrido ni los mayores, ni los pitufos de las parejas de hermanos o tríos fraternales, es sencilla. Se puede resumir en la siguiente frase: "A mí me daban dos". Como los Donuts.

En los tiempos en los que era un chavalillo, las natillas se vendían únicamente en packs de dos unidades. Cuando mis padres las compraban, y sólo había nacido mi hermano mayor, él se zampaba las dos natillas. Y así 23 meses, hasta que yo llegué a este mundo.

Pero, claro. Había que repartir. No se compraban cuatro, para que tocásemos a dos per cápita. No se hacía porque eran caras. Así que la cuota era la misma para los dos hermanos. Una natilla para cada uno, y contentos.

En estas estábamos, cuando por arte y obra divina (los padres no follan, todos lo sabemos), llegó el palomo trinitario de mi hermano pequeño. Y como no era plan de compartir natillas, mis padres tomaron la determinación de hacer el esfuerzo de comprar dos packs, ergo cuatro natillas para los tres hermanos.

Y, ¿cuál fue el reparto? Hermano mayor una natilla; H&M una natilla; Benjamín, DOS natillas. Aquí tenemos el nacimiento de la discriminación del H&M. El mayor y el pequeño, en algún momento de su vida disfrutaron de dos natillas. ¿¿¿¿Dónde se perdieron las dos natillas del H&M????

Quizás eso explique mi afinidad por las manzanas. O las peras, que son más dulces.


miércoles, 26 de octubre de 2011

Lucía II.

Anoche de madrugada, por casualidad descubrí el grupo Mumford & Sons. Su mayor éxito hasta el momento es la canción "Little Lion Man":


En ella hablan de alguien que solía ser valiente, y dejó de serlo. La valentía es algo raro hoy en día. Es mucho más cómodo moverse entre sombras, a salvo de quemaduras provocadas por rayos solares.

Pero todavía quedan personas que prefieren tomar el riesgo de abrasarse, exponerse sin armaduras, incluso desnudarse sentimentalmente, que enmohecerse en un rincón oscuro.

Esas personas son verdaderos tesoros, y un ejemplo a seguir. Gracias vida por este sol.