lunes, 5 de septiembre de 2011

El gimnasio. The gym, ou yeah!!

Septiembre. Mes oficial de encaramamiento a la báscula. Más baskularis que nunca.
Ese pie, tembloroso, miedica. Duda si subir el mini-escalón maldito que separa la felicidad terracera estival, de la cruda realidad de la vuelta a la rutina.
Venga, vamos arriba Jose. No será para tanto. Artefacto de destrucción masiva de amores propios, da tu veredicto. Parpadeas, cabrón. Ni que fueras Hitchcock. Momento empático donde los haya, ¿verdad? (empatía puede definirse como capacidad de ponerse en el lugar del prójimo, para que no haya que consultar la wikipedia) Miro hacia abajo. El resultado no es una cifra. Es un objetivo; "hostia, 4 kg más. LOS TENGO QUE BAJAR".



Tengo una meta en la vida. Reducir barriga. Gracias báscula. Te amo. Por ahora. Como buen ingeniero, tengo que estudiar la situación y plantear alternativas posibles:
  1. Comer menos. O lo que viene a llamarse, hacer dieta. No way.
  2. Liposucción. O que te metan una aspiradora por el sobaco para eliminar la grasa. No hace falta decir que no contemplo esta opción.
  3. Cambiar el canon de belleza imperante. Tú eres tonto si crees que vas a poder hacer éso.
  4. Sudarlos en el gimnasio. Chico, no es que te seduzca la idea, pero no hay más. A mover el pandero.
Una vez apuntado, equipado y preparado psicológicamente para el desafío barriguil, entro en el gimnasio. Lo que veo allí en mi primera visita, me deja patidifuso. ¡¡Cooooooñoooooo, si aquí hay más tribus urbanas que en Detroit!!


De un vistazo identifico las siguientes especies de Homo Gimnasiensis:

  • El narciso: Dícese de aquel Homo Gimnasiensis que pasa más tiempo admirándose sin pudor, que realmente trabajando su cuerpo.
  • El faro: Curioso especímen, que en verano evoluciona cual Pokemon, ampliando su radio de acción a los arbustos de las playas nudistas.
  • El Plácido domingo: Suelen ser los homos con la musculatura más desarrollada, hasta cotas muy discutibles, rozando la vigorexia. Podríamos pensar que ésa es su cualidad diferenciadora. Error. Lo que les hace especiales es el atronador vibrato que sale de sus gargantas al levantar el peso equivalente a tres elefantes.
  • El paseante: Aquel que pasa una hora en el gimnasio andando de aquí para allá, pero no se decide a hacer nada en especial. Se está caliente, no llueve y hay chicas guapas. Qué más quiere.
  • El buenorro/buenorra: Años de gimnasio y pilates no se pueden desperdiciar llevando ropa holgada. Hay que marcar hasta los pezones, como si llevaran puestas las largas.
Hay varias especies más de Homo Gimnasiensis, pero se haría muy largo de enumerar. Con un primer vistazo ya me sirve. Miro mi barriga. Amiguita, vamos a llevarnos bien, que creo que es el inicio de una laaarga amistad.


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