martes, 11 de octubre de 2011

Melonazos. El humor

Siempre me ha parecido mucho más difícil hacer reír que hacer llorar. En ello coincido con los grandes humoristas, que hablan de la dificultad de, no ya arrancar una risa, sino de conseguir dibujar una sonrisa en las caras de la gente que les contempla.

Hacer llorar, o emocionar, o simplemente tocar la fibra sensible de cada uno, no digo que sea fácil. Requiere sensibilidad, cualidad no demasiado presente en estos tiempos. Pero simplemente abriendo el periódico y echándole una ojeada rápida, nos daremos cuentas de que hay mayoría de motivos por los que echarse a llorar.

Por ello, siempre he reivindicado el derecho a sonreír. No es que quiera ocultar la realidad, sino hacerla más llevadera. El entusiasmo es algo que está infravalorado. Se tiene la percepción subjetiva de que aquella persona que se ríe mucho, o hace reír a los demás, es una persona vana, hueca, sin preocupaciones.

La verdad es que la persona que provoca sonrisas, es tan consciente de la realidad, que lucha por mitigarla.

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